domingo, 7 de junio de 2015



Sexualidad humana: una mirada desde el adulto mayor

La existencia de prejuicios sociales con pautas culturales rígidas, así como determinadas actitudes sociales y familiares ante la vida sexual del anciano, como la censura, el reproche, el miedo, las risas o los chistes, entre otros prejuicios y mitos, propician una desinformación permanente de la temática sexual en la edad geriátrica. En otras ocasiones, la persona se convierte en destinatario de sus propios prejuicios, y ello funciona como el principal responsable de la desvalorización sexual del anciano.

La actividad sexual es posible y frecuentemente satisfactoria en el hombre y la mujer que superan los 60 años. No se trata de imponer un modelo joven de sexualidad al adulto mayor, sino de que esta se entienda y considere en un sentido más amplio, y no como una actividad orientada a coitar. Se trata de incluir el coito, si así se desea, pero también de ofrecerles la oportunidad de cortejarse, relacionarse, enamorarse, atraerse, aspectos que ocupan un lugar relevante en la sexualidad humana, pues la necesidad y el deseo de tocar y ser tocados, mimados y acariciados aumenta con el transcurso de los años. 

La temática principal que caracteriza a las experiencias emocionales de los ancianos es la pérdida. Tienen que enfrentarse al duelo de múltiples pérdidas (de la pareja, los amigos, los familiares, los colegas, de la estructura familiar por independencia de los hijos, etc.), el cambio de estatus laboral y de prestigio, así como el declive de las capacidades físicas y de salud. Gastan cantidades elevadas de energía física y emocional en el duelo, la resolución y la adaptación a los cambios que produce la pérdida. Muchos ancianos pueden vivir en situación de duelo permanente debido a la pérdida sucesiva de personas cercanas y muy queridas. Por ello, la valoración de la actividad sexual del anciano debe suponer un enfoque integral, pues más que una afectación intrínseca de la sexualidad se impone la concurrencia de enfermedades, factores educacionales y psicosociales.


Reflexión

Hablar de la vida sexual de los adultos mayores es un tema tabú. Nadie quiere saber que sus abuelitos todavía tienen sexo, pero es un hecho que es parte de las necesidades de las personas independientemente de su edad, y si las condiciones de salud se lo permiten no hay por qué negarles ese derecho. Es justo por esto, que los cuidadores o los familiares que se hacen cargo de los cuidados y las necesidades de un adulto mayor deben tener en cuanta este aspecto, que es igual de importante que acondicionar el hogar y los espacios para que una persona de edad avanzada se sienta segura, protegida y querida.

Pérez, V.T. (2008).  Sexualidad humana: una mirada desde el adulto mayor. Revista Cubana de Medicina General Integral, V.24 N.1, Obtenido de: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-21252008000100010&script=sci_arttext&tlng=pt

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