lunes, 15 de junio de 2015

La economía en la vida del adulto mayor



La economía en la vida del adulto mayor





En Costa Rica, las personas adultas mayores son la población del peldaño productivo más débil, no debido a que no puedan ser productivos sino porque se les niega este derecho. 
Esto sucede ya que la en este país la tercera edad es aún considerada una población no apta para seguir laborando después de los 60 años. Incluso una de las mayores quejas de nuestros adultos mayores y adultos de más de 40 años es la escasa oportunidad laboral que los acribilla y aísla de la sociedad.
El paso por las diferentes etapas del ciclo de vida pule nuestra inteligencia psicosocial y el apercibimiento cognitivo propiciando una mejor utilización de las experiencias en la resolución de problemas.  Por ello, se sabe que esta creencia de que las personas en su adultez tardía de no ser activos o no ser útiles es solo un mito.
Lo que existe actualmente en nuestro país es una gran deficiencia por parte de nuestra sociedad que sigue ejerciendo una cultura para la exclusión de esta importante población en todos los ámbitos posibles. 

El envejecimiento para la inactividad es otro mito que se maneja, la ciencia ha probado que lo que se da es un desgaste con efectos físicos, cognitivos y psicosociales, y no siempre estos efectos generan una consecuencia negativa.  Las personas en su adultez tardía, que han pasado por las anteriores etapas de forma apropiada, se encuentran en este punto de su vida con una inteligencia cristalizada, una sabiduría basada en la experiencia adquirida, por lo que son aún más aptas para optar por cargos de manejo de problemas, administración, gerencia, decisiones financieras, trato y habilidades sociales, entre otros. 
Nuestra sociedad debe crear legislaciones que penalicen la discriminación a una contratación a personas de la tercera edad, además de espacios de interacción cultural  más participativa por parte de esta población.
Los adultos mayores, al no tener un buen ingreso, y al estar en muchas ocasiones en una situación de abandono, sufren condiciones de vida que apenas les permiten subsistir.  Difícilmente y por más que hayan contribuido a un sistema de pensiones, con la devaluación del monto de la misma a través de los años, se pierde la oportunidad de continuar con su vida de una manera integral, corrompiendo el ideal de respaldo y protección de los derechos de las personas en adultez tardía. 

Es necesario que todos reflexionemos en tanto a las condiciones de vida de las personas que se encuentran en esta etapa de su vida en nuestras familias, comunidades y en la sociedad; si no resguardamos sus derechos básicos: a una alimentación, vivienda digna, trabajo, servicios de salud, y nos los incluimos como miembros activos de la toma de decisiones y órganos gubernamentales contribuimos  a que se les deje de lado y se les margine, privándolos de todas sus libertades, características y necesidades humanas; aún sabiendo que en algún momento será nuestro turno. 



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